Enclavado en las estribaciones de la sierra de Tramuntana, Selva es un pintoresco pueblo conocido por su ambiente tranquilo y su impresionante entorno natural. Los visitantes pueden explorar sus encantadoras calles bordeadas de casas tradicionales de piedra, visitar las tiendas de artesanía local y disfrutar de impresionantes vistas de la campiña circundante.
Impregnada de historia y encanto, Sineu es famosa por su mercado semanal, que se celebra desde el siglo XIV y es uno de los mayores de la isla. El pueblo también cuenta con monumentos históricos como la Iglesia de Santa María y el Palacio Real de Sineu, que ofrecen a los visitantes una visión de su rico pasado.
Escondida en el corazón de la isla, Lloseta es una joya oculta conocida por su belleza rústica y su ambiente relajado. Los visitantes pueden explorar sus estrechas calles, visitar la Iglesia de Sant Llorenç, del siglo XVIII, y disfrutar de pintorescas excursiones por el campo de los alrededores. Con su encanto auténtico y su ritmo de vida relajado, Lloseta ofrece un refugio tranquilo lejos del ajetreo de la costa.